Esta es una de las dudas más frecuentes que tienen las personas al organizar sus finanzas personales. Y es completamente válida: ¿es mejor priorizar el ahorro para el futuro o cancelar las deudas lo antes posible? La respuesta correcta puede variar según tu situación, pero aquí te ayudamos a entender cómo tomar la mejor decisión.
El primer paso es tener claridad total sobre tu realidad económica. Haz una lista de tus ingresos mensuales, todos tus gastos fijos y variables, así como el total de tus deudas, incluyendo tasas de interés y plazos. También identifica si tienes algún ahorro o fondo de emergencia.
Si no tienes nada ahorrado, es recomendable que priorices la creación de un fondo de emergencia, aunque sea pequeño. Esto te ayudará a evitar seguir endeudándote en caso de imprevistos (como problemas de salud o pérdida del empleo). Un buen objetivo inicial es ahorrar el equivalente a 1 mes de gastos esenciales.
Las deudas con intereses altos (como tarjetas de crédito o préstamos informales) deben ser tu prioridad. En estos casos, pagar primero esas deudas es más beneficioso que ahorrar, ya que los intereses que estás pagando son mayores a los que podrías ganar con cualquier producto de ahorro tradicional.
Una estrategia recomendada es la de los “dos frascos”: destina un porcentaje de tus ingresos a pagar deudas (por ejemplo, 70%) y otro a ahorro (30%). Esto te permite avanzar en ambos frentes. Cuando saldes las deudas más costosas, puedes aumentar progresivamente tu capacidad de ahorro.
Una buena práctica es automatizar el pago de tus deudas y el ahorro mensual. Esto evita olvidos, te ayuda a ser más disciplinado y reduce el estrés financiero. Muchas apps o bancos permiten dividir tu ingreso en distintas categorías automáticamente.
Muchas veces, el sobreendeudamiento o la falta de ahorro vienen de hábitos poco saludables con el dinero. Aprender sobre presupuesto, consumo consciente y planificación financiera te permitirá tomar mejores decisiones a largo plazo.
No se trata de elegir entre ahorrar o pagar deudas: se trata de encontrar un equilibrio que te permita mejorar tu salud financiera de forma sostenible. Si priorizas las deudas más costosas pero a la vez creas un pequeño fondo de emergencia, estarás construyendo una base sólida para tu futuro.
La clave está en conocerte, planificar, ser constante y actuar con disciplina.